domingo, 15 de diciembre de 2013

DIA 18: TIEMPO Y RITMO

TIEMPO Y RITMO.

Ø  Concepto y definiciones.
 De todos los contenidos tratados en cualquier programación de psicomotricidad, el tiempo es el que resulta más difícil de asimilar para los niños de educación infantil, porque requiere una considerable capacidad de abstracción y se puede percibir como el espacio.
Según Piaget, el tiempo no se ve ni se percibe como tal, no es posible captarlo a través de los sentidos; en cambio, la velocidad y el espacio se pueden experimentar y dominar por medio de nuestros receptores sensoriales. Esto significa que solamente a partir de los acontecimientos ( nos levantamos, vamos de paseo, comemos…), de los movimientos y acciones, y de sus velocidades y resultados, se podrá ayudar al niño a captar y asimilar el tiempo.
Según esto, cabe definir el tiempo como un intervalo entre los acontecimientos o la duración de una actividad (una carrera, una palmada).
Para Mucchielli, orientarse en el tiempo es situar el presente en relación a un antes y a un después. Más tarde, viene la situación respecto a un ayer  y a un mañana, un pasado y un futuro… Malrieu indica que actuar es tomar posición  en el tiempo, pero, con relación al presente, pasado y futuro.
El niño tendrá que ir viviendo acontecimientos significativos para él y ordenándolos en su mente para adquirir poco a poco la idea de tiempo. En el periodo sensoriomotor  el tiempo, igual que la inteligencia, es una acción pura o práctica, relacionada con las actividades y acciones del niño, y ligado, sobre todo, a sus necesidades biológicas.
El tiempo se puede definir también como un dato matemático ( se puede medir), cíclico y regular (siempre transcurre igual, a la misma velocidad). Sin embargo la percepción del tiempo es relativa, pues un acontecimiento corto puede resultar largo, por ser aburrido. Así, cabe diferenciar un tiempo subjetivo, relacionado con la vivencia que se tiene de un determinado acontecimiento (paseo por el campo se hace corto y una clase puede ser larga)  y un tiempo objetivo, que es el tiempo matemático, el que es siempre igual, el que no puede modificar nuestra mente.
   En la etapa infantil hay que ayudar al niño a elaborar  y a tomar conciencia del tiempo objetivo, dándole puntos de referencia orientativos: hay días de colegio y días de fiesta. El domingo es un día de fiesta y el lunes hay colegio. En estas edades, un niño de cuatro años puede preguntar: ¿hoy es mañana? Mama ha dicho que los mañana hay cole.”
Ø  Componentes en la percepción del tiempo.
La percepción del tiempo supone percibir lo sucesivo como unidad. Esto quiere decir que para percibir el tiempo ha que considerar dos componentes: la noción de orden y la noción de duración.
El niño no puede asimilar y objetivar el tiempo sin comprender las relaciones de orden los objetos o acontecimientos o la duración de los fenómenos; por eso hay  que trabajar  las nociones de orden ayudando a organizar los acontecimientos ( los días de la semana o los meses están ordenados), y a vivir la duración, asociando el espacio con el tiempo( camino largo- tiempo largo).
Para poder acceder al tiempo objetivo, el pequeño tiene que realizar las siguientes operaciones mentales:
Ø  Clasificar por orden las sucesiones de acontecimientos: mañana, tarde, noche; desayuno, comida, cena…
Ø  Encajar la duración de los acontecimientos.               
Ø  Etapas en la organización de las relaciones temporales.
El tiempo se transforma poco a poco en un esquema de pensamiento, es decir, se puede empezar a representar mentalmente. Para su representación y objetivación el niño ha de pasar por dos niveles:
o    Nivel de percepción inmediata. El pequeño puede organizar experimentalmente acontecimientos sucesivos: se levanta, se viste, desayuna…
o    Nivel de representación mental. Supone la interiorización ordenada de acontecimientos, hechos o situaciones. El niño puede comprender y ordenar una secuencia temporal ( por ejemplo ordenar viñetas).
      Picq y Vayer  señalan que, aunque las relaciones de tiempo siempre van unidas al movimiento y a la actividad psicomotriz, se pueden distinguir tres etapas sucesivas en la organización de las relaciones temporales:
·         Primera etapa. Adquisición de los elementos básicos:
·         Noción de velocidad, ligada a sus acciones.(Camina lentamente, camina rápidamente).
·         Noción de duración, vinculada con el trayecto recorrido o con el trabajo realizado.
·         Noción de continuidad, sucesión, orden.
·         Segunda etapa. Toma de conciencia de la relaciones en el tiempo :
·         Crear una espera paciente. El pequeño será capaz de controlar su impulsividad, la ansiedad de empezar o de salir corriendo.
·         Poco a poco asimilará los diversos momentos del tiempo. Irá tomando conciencia de instante, de momento justo, antes, durante y después y de las relaciones entre unos momentos y otros.
·         Llegar a las nociones de simultaneidad y sucesión (golpear simultáneamente en el suelo con las manos y los pies; alterna, en primer lugar, las manos y luego los pies).
·         Tercera etapa. Acceso al plano simbólico. Cada niño representa un día de la semana; todos se ponen en orden. Se transcriben gráficamente los golpes de pandero que marca el profesor.
Para educar la noción del tiempo en el niño, se han de seguir estos pasos:
1.    Trabajar el tiempo subjetivo, ayudando al niño a organizar y a ordenar los acontecimientos más significativos para él: Para ello, se puede recurrir a la expresión corporal o a la dramatización. Solo a partir de referencias señaladas podrá ir asimilando el tiempo. Por ejemplo, los lunes se trabajará la noción de ayer (no había colegio); los viernes, la noción de mañana … los pequeños se disfrazarán de ayer, de hoy, de mañana…
2.    Trabajar el tiempo objetivo:
o    Los momentos del tiempo (antes, durante, después, ahora, luego…) Mas tarde, los días de la semana, las estaciones. Se seguirán utilizando recursos que ayuden al pequeño a interiorizar el tiempo, ya que  en estas edades es un dato demasiado abstracto, por ejemplo calendarios móviles, dramatización y uso de disfraces.
o    Nociones de duración de sonidos (largos-cortos), trayectos (asociando espacio y tiempo), verbalización, ¿qué más largo, el recreo o el tiempo que estamos en clase?, recorrido de un trayecto fijo (primero andando, después corriendo).
o    Nociones de velocidad. Se puede trabajar con ritmo (lentamente- rápidamente). Adaptar la velocidad a ritmos sencillos.
o    Nociones de intervalo. Se marcan ritmos estableciendo intervalos entre los golpes de tambor, (mas cortos- mas largos) y haciendo ejercicios de respiración (inspiración- pausa- expiración).
o    Nociones de simultaneidad y sucesividad . Se marca un ritmo, golpeando simultáneamente con palmadas y pies, se alternan dos golpes de palmadas, dos de pies…. (ejercicios muy sencillos).
o    Nociones de orden. Ordenarse en fila, en corro…
o    Ejercicios de organización y estructuración espacio- temporal (disponer tacos y cuerdas de diversas maneras)
o    El RITMO.
En la construcción del espacio interviene la vista, en cambio en la percepción del tiempo participan, fundamentalmente, el oído y el ritmo. Por ello, muchas nociones temporales se van asimilando a través del ritmo.
El ritmo se puede entender como una sucesión de sílabas acentuadas (sonidos fuertes) y de sílabas no acentuadas (sonidos débiles) con determinados intervalos (por ejemplo, me-sa, ca-sa, pa-lo, lu-na).
También se puede definir como la distribución de un tiempo dado en una serie de intervalos regulares, marcados por el sonido, dentro de una frase musical, en una melodía, en una marcha…
El ritmo está constituido por estímulos que se suceden según una periodicidad y una estructura dadas. Esta estructura puede variar en intensidad, duración, intervalo…( dos-dos-dos, la-la-dos-dos-la-la).
El niño va adquiriendo el ritmo desde el nacimiento. Según Gesell, el bebé de doce semanas sentado y con los pies extendidos, puede golpear alternativamente sobre una superficie dura. Para desarrollar el sentido del ritmo, es necesario:
o    Tener capacidad de movimiento para seguir un ritmo dado.
o    Ver diferentes estímulos visuales que se  mueven rítmicamente.
o    Oír estímulos que se mueven rítmicamente.
Sin la vista ni el oído se podría llegar a tener ritmo propio (golpeo simple de pies o extensión y flexión de brazos), pero difícilmente se podría desarrollar, sólo se desarrollaría un ritmo espontaneo. A medida que aumenta el control de los estímulos auditivos y visuales, va surgiendo el ritmo voluntario.
En la educación del ritmo con niñas y niños se han de tener en cuenta las siguientes normas:
o    El ritmo debe ser trabajado y provocado mediante estímulos visuales y auditivos.
o    Se ha de seguir una progresión dentro de una sesión , comenzar por ritmos espontáneos y seguir  proponiendo secuencias, incrementando lentamente la complejidad.

o    Se puede comenzar por estímulos visuales y continuar con estímulos auditivos, verbales…

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